SIETE CURIOSIDADES DE LA OKTOBERFEST

¿Conoces el origen y los rituales asociados?

Autor: Cervezas Ambar

7 curiosidades de la Oktoberfest
Al cervecero empedernido le cuesta empezar el mes de octubre sin la imagen mental de las jarras llenas, la música bávara y los trajes regionales de camisa de cuadros y sombrero con pluma. Y es que a todo amante de la cerveza se le ilumina el rostro cuando un amigo pronuncia la palabra Oktoberfest.
Hace ya tiempo que la festividad bávara traspasó las fronteras germanas y alcanzó el estatus quo internacional. Pero si bien todos nos hacemos una somera idea de lo que significa, ¿conocemos igual de bien el origen y los rituales asociados?
Hemos querido desentrañar en siete curiosidades la fiesta cervecera por excelencia.
 
1. Podríamos decir que todo empezó una boda hace más de 200 años. Y ya sabéis, ¡que no falte de nada!
 
Todo empezó el 12 de octubre de 1810, cuando el príncipe Luis de Baviera (hijo del rey Maximiliano I para más señas) y Teresa de Sajonia-Hildburghausen, contrajeron matrimonio en la ciudad de Múnich. Y, como no podía ser de otra manera, tiraron la casa por la ventana para celebrarlo.
Todos los habitantes de Múnich fueron invitados a los festejos que se celebraron con motivo del enlace en una enorme pradera a las afueras de la ciudad, desde entonces llamada Theresenwiese (Prado de Teresa).
Tal fue la fiesta, que se alargó un total de cinco días. Hubo carreras de caballos, cánticos, bailes… y probablemente cerveza, claro. Lo pasaron tan bien, que decidieron repetir al año siguiente, y al siguiente, y al siguiente… convirtiéndolo en una fiesta popular. Concretamente, en la «fiesta de octubre» o, lo que es lo mismo, Oktoberfest.
 
2. La cerveza no siempre fue la protagonista de la Oktoberfest.
 
Hasta el año 1887 (77 años después del ágape nupcial) la cerveza no protagonizó esta festividad. Aquel año, fue el primero en el que los propietarios de las cervecerías de Múnich participaron por primera vez activamente en los festejos.
 
3. En Múnich, ubicación original de la fiesta de la cerveza solo pueden servir este dorado líquido las seis casas cerveceras de la ciudad
 
: Agustiner (1328), Spaten (1397), Hacker-Pschorr (1417), Löwenbräu (1524), Hofbräu (1589) y Paulaner (1634). Y no cualquier cerveza. La que allí se bebe se llama oktoberfestbier (cerveza del Oktoberfest) y debe cumplir con el Reinheitsgebot (ley de pureza cervecera) y tener un mínimo de 13,5 de Stammwürze (lo que traduciríamos como mosto), lo que equivale a un 6% de alcohol.
 
4. La jarra en la que se bebe la cerveza pesa más de 1 kilo (vacía). ¡Es el peso pesado de las jarras de cerveza!
 
Tradicionalmente la cerveza se sirve en la llamada maßkrug o sencillamente maß: una robusta jarra de vidrio grueso con hoyuelos y una asa bien grandota, perfecta para chocarla en el brindis. Pesa más de un kilo vacía y tiene un litro de capacidad, lo que hace de ella un mastodonte de 2 kilos cuando rebosa cerveza.
Y por supuesto, está más que prohibido llevarse una maßkrug de suvenir. Aunque tiene mérito intentar esconder una jarra de esas proporciones sin que se note, tiene multa el hecho de solo intentarlo.
 
5. La fiesta se abre a mazazo limpio.
 
Desde 1950, es tradición que el alcalde de Múnich abra a golpe de mazo el grifo cervecero al grito de «O’zapft is!» o lo que es lo mismo «está abierto, ¡que comience la fiesta!». Algunos alcaldes tardan más en conseguir romper el grifo (el que más lo consiguió tras 19 golpes). El record al más rápido lo tiene alcalde Ude; le bastaron dos simples mazazos para inaugurar la fiesta.
 
6. En una única ciudad se consumen hasta 7 millones de litros de cerveza.
 
Cada año, solo en el recinto de Munich, se consumen entre 6 y 7 millones de litros. ¿¿¿Y unas 500.000 salchicas!!!
 
7.Desde 1810, solo en 4 ocasiones se ha suspendido la celebración de la fiesta.
 
Desde sus inicios, solamente el cólera (en el siglo XIX), las dos guerras mundiales y la hiperinflación alemana de 1923-1924 han podido con el Oktoberfest, que se celebra ininterrumpidamente desde 1946.

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