El día que terminó la Ley Seca. Anécdotas cerveceras de la historia.

Se cumplen 90 años del fin de 'The Prohibition', una época marcada en Estados Unidos.

Autor: Jorge Coscarón

Anécdotas de la Ley Seca

Todo cervecero que se precie no solo debe conocer información y datos sobre los diferentes estilos de cerveza, también debe estar al tanto de algunas anécdotas cerveceras de la historia muy interesantes. Como, por ejemplo, que ahora se cumplen 90 años del fin de la Ley Seca en Estados Unidos, también conocida como ‘The Prohibition’, una época que duró 13 largos años y estuvo marcada por gánsteres como Al Capone y Los Intocables de Eliott Ness, vamos a contarte una de ellas.

Descrita por el presidente estadounidense Herbert Hoover como «un gran experimento social y económico», la Ley Seca – que impedía fabricar, transportar o vender alcohol – se estableció en todo Estados Unidos en enero de 1920 y permanecería en vigor hasta 1933. Esta causa fue impulsada por el movimiento antialcohólico, que fomentaba y defendía la abstinencia de la cerveza, el vino y las bebidas espirituosas. Cabe destacar que no hubo distinción entonces entre las bebidas fermentadas de baja graduación, como la cerveza o el vino, frente a las destiladas como los licores.

La 18ª Enmienda y la Ley Volstead de Estados Unidos

 

Pero la 18ª Enmienda y la Ley Volstead, que se pusieron en marcha para conseguir este propósito, fueron más fáciles de aprobar que de aplicar. Como hemos visto en tantas series y películas, los agentes federales y la policía, se prestaban a la corrupción, al igual que algunos jueces y políticos. En Chicago, se afirmaba que la mitad de la policía estaba a sueldo de gánsteres y, en Nueva York, 7.000 detenciones en virtud de las leyes de prohibición solo produjeron la irrisoria cantidad de 17 condenas. Aquellos fueron los tiempos de célebres gánsteres como Al Capone y Lucky Luciano, que hicieron grandes fortunas con el contrabando de alcohol. Pero también de legendarias figuras que lucharon contra ellos como el agente Eliot Ness, que, con su selecto grupo de «intocables», persiguió y finalmente ayudó a detener al propio Capone.

Avancemos en el tiempo hasta 1933, el año en el que se puso fin a la Ley Seca. En febrero, el Congreso aprobó sin problemas una propuesta para una nueva enmienda, la 21ª, para acabar con la prohibición. Incluso 17 de los 22 senadores que habían votado a favor de ella años antes, aprobaron ahora su derogación. Cuando llegó el 5 de diciembre de 1933, solo faltaban tres estados más para obtener las tres cuartas partes necesarias para convertirla en ley. Esa tarde, Pensilvania y Ohio dieron su consentimiento, pero la identidad del trigésimo sexto estado que aprobó la 21ª Enmienda y golpeó el último clavo en la prohibición era uno poco probable: la conservadora y mormona Utah. Este estado ratificó por unanimidad la enmienda a la hora local exacta de las 15:32. Por primera vez en la historia del país de las barras y estrellas, se había derogado una enmienda constitucional.

barriles de alcohol cargados durante la Ley Seca

El fin de la Ley Seca

 

Momentos después, en un acto sorprendentemente discreto, el subsecretario de Estado William Phillips introdujo su pluma en un tintero y estampó su firma para certificar la aprobación de la 21ª Enmienda. Una hora más tarde, sin demasiada pompa y con poca circunstancia, Franklin D. Roosevelt hizo una declaración confirmando a sus compatriotas el fin de la Ley Seca, al tiempo que advertía al país de que «bebiera de forma responsable». Pocos minutos después de la ratificación de Utah, el licor empezó a fluir legalmente en algunas ciudades estadounidenses a medida que los clientes compraban sus primeras bebidas autorizadas desde 1920. Los motores de los camiones de reparto ronroneaban al salir de los almacenes de licores. Miles de corchos de champán estallaron, miles de botellas de cerveza se abrieron y otras tantas copas brindaron por la recuperada libertad de los bebedores.

Según relatan las crónicas de aquel día, los hoteles, restaurantes y clubes nocturnos con licencia para servir alcohol desempolvaron su cristalería mientras la fiesta seguía hasta altas horas de la noche al ritmo de bandas de jazz. Pero, aunque los más pesimistas esperaban una marea de cerveza y whisky desde Canadá a México, en lo que llegó a conocerse como ‘la Noche de la Revocación’, no hubo ninguna bacanal nacional. Al menos por una noche, los estadounidenses obedecieron los deseos de su presidente y mantuvieron el orden.

manifestación durante la Ley Seca

¿A qué se debió aquella celebración sorprendentemente moderada tras casi 14 años de sequía?

 

Una de las razones fue que la derogación solo tuvo efecto inmediato en 18 estados, que representaban menos de la mitad de los 123 millones de ciudadanos del país. Misisipí, el último estado en derogar sus leyes de prohibición, ¡permaneció legalmente seco hasta 1966! Otra de las razones fue el hecho de que, en realidad, se había seguido bebiendo con relativa facilidad durante la Ley Seca. Los bares clandestinos y los contrabandistas mantenían a los estadounidenses abastecidos de licor, y un cambio en la ley federal en abril de 1933 ya había legalizado la cerveza y el vino con hasta un 3,2% de graduación. Quien realmente salió ganando al final fue el gobierno federal, que recaudó más de 258 millones de dólares en impuestos sobre el alcohol tan solo en el primer año tras la derogación.

Y dicho y leído todo esto, ¿te imaginas que algo así pudiera pasar en España? ¿Que de un día para otro te pudieran prohibir pedir en el bar tu Ambar favorita? ¡Menuda pesadilla! Así que brindemos con una cerveza bien fresca porque ese día no llegue nunca…

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