LAS FÁBRICAS DE CERVEZA MÁS ANTIGUAS DEL MUNDO TODAVÍA EN FUNCIONAMIENTO
TE PROPONEMOS UN VIAJE DE LO MÁS CERVECERO
Seguramente si te hablamos de fábricas antiguas todavía en funcionamiento lo primero que se te venga a la cabeza será la fábrica de Ambar de 1900. Pero no, hoy nos vamos más lejos para hablar de fábricas todavía más antiguas. Si eres un cervecero empedernido y, además, te gusta viajar, ya puedes sacar papel, bolígrafo y comenzar a hacer tu ruta para las próximas vacaciones.
Y es uno de ellos el que se identifica como el pionero de la fabricación cervecera: Weihenstephan, una abadía benedictina a unos 42 km de Múnich, tras cuyos muros se sitúa la cervecería más antigua del mundo. Es probable que hubiera otras anteriores, pero esta tiene el mérito de llevar en funcionamiento desde su creación en el año 1040. Aunque sus orígenes son aún más remotos, ya que según atestigua un documento del año 768, los monjes recibían de un jardín vecino, en concepto de diezmo, un cargamento de lúpulo con el que seguramente ya elaboraban nuestra bebida favorita.
Si estás de visita por la zona, puedes disfrutar de la visita guiada por la fábrica, para conocer todo el proceso de elaboración a través del museo de la cerveza y la historia de los casi mil años de la abadía. Y para terminar, una degustación en un vaso especial que te puedes llevar como recuerdo.
Alemania es todo un paraíso en cuanto a cervecerías con siglos y siglos de historia. Entre ellas destacan la abadía de Weltenburg (1050), la cervecería Bolten (1266) o la Privatbrauerei Gaffel Becker & Co., fundada en 1302 en Colonia. Pero en aras de la diversidad geográfica, saltemos en el tiempo y en el espacio y aterricemos en Bélgica.
La Cervecería Het Anker es una de las más antiguas del país de Tintín: los primeros datos aparecen en los registros antiguos de la ciudad flamenca de Mechelen (Malinas) en 1369, cuando una persona llamada Jan In’t Anker ingresó dinero para el pago de su licencia como cervecero.
Movámonos ahora hasta Austria. Allí podemos encontrar la cervecería más antigua del país, Hubertus, fundada en 1454 en el pequeño pueblo de Near Laa an der Thaya. El ciervo que aparece en su logo proviene de un sueño que tuvo un cazador medieval llamado Huberto, que vio un enorme ciervo blanco con una brillante cruz entre las astas salir de entre la maleza y acercarse a él. Reconociéndolo como un símbolo de Dios, prometió ser mejor persona y, a partir de ese momento, dejó de cazar y se unió a la Iglesia como misionero y terminó siendo obispo. Sin salir del país, en Salzburgo está la Stiegl, erigida en 1492, y entre cuyos parroquianos habituales se encontraba, dicen, el mismísimo Mozart.
Avanzamos poco más de un siglo y en Holanda nos encontramos con la cervecería Grolsch, fundada en 1615 y aún hoy una de las más importantes del país. Cuenta la historia que la primera cerveza Grolsch fue un regalo que hizo un tal Peter Cuyper a un maestro cervecero de la ciudad de Groenlo, para pedirle la mano de su hija. Al final, el señor Cuyper no sólo logró casarse con la mujer que quería, sino que entró de lleno en el negocio familiar.
Y casi otro siglo después, finalizamos el viaje en Kilkenny, Irlanda, donde en 1710 se funda la Smithwick’s Brewery, en una abadía donde los monjes franciscanos ya elaboraban cerveza desde el siglo XIV. Por supuesto, se puede visitar y disfrutar degustando su famosa red ale.
Si no ves momento en que lleguen las vacaciones o no quieres irte lejos, puedes empezar por visitar la fábrica antigua de Ambar y conocer la historia de Ambar. En el siglo XX nacía en el barrio zaragozano de San José la que entonces se denominó Fábrica de Cerveza, Malta y Hielo. Una empresa que sigue en funcionamiento un siglo después ofreciendo multitud referencias en su portfolio, muchas de las cervezas están elaboradas con los mismos procesos artesanales de 1900. Una joya para los amantes de la cerveza.