El color de la cerveza

Si pensamos en una cerveza puede ser que lo primero que vendrá a nuestra mente no es su sabor sino su imagen, esto es, su color. Años atrás, en España, podían encontrarse dos tonos cerveceros: el amarillo pálido de las international pilsners (este sería el de tu cerveza de siempre) y el negro de la Guiness. Por suerte, el desarrollo de este sector en las últimas décadas ha abierto el camino a todo un abanico de sabores, elaboraciones y, por lo tanto, a una amplia paleta de colores de cerveza.

Imaginemos que nos invitan a probar una cerveza nueva. La primera impresión que nos llevaremos de ella será su aspecto, su color, y ese ya es un indicador importante para los buenos cerveceros con experiencia en estas lides. Según el estilo de la cerveza, su color ya nos habla de lo que podemos esperar de ella; también la espuma de cerveza. En el siguiente paso, ya en el paladar, el sabor y el grado de alcohol terminarán por ayudarnos a conformar nuestra opinión sobre esta nueva referencia. Por cierto, si esto te interesa te invitamos a que vengas a nuestra fábrica de cerveza a aprender a hacer una cata de cerveza como un auténtico experto. 

No se trata solo de intuir cómo sabrá una cerveza sino también cómo nos hará sentir. Solo a la vista, el dorado de las cervezas lager, brillante, es probable que nos evoque frescor, días soleados, alegría, amigos… Por el contrario, la visión de una jarra colmada de una cerveza negra de reflejos rojizos, con densa espuma marrón, nos remitirá a la calidez de una penumbra, tal vez a un fuego encendido, la noche, una conversación agradable, un buen libro… El color hace que nuestro cerebro empiece a reaccionar a ese vaso de cerveza mucho antes de que esta llegue a nuestro paladar.

¿Qué le da el color a la cerveza?

Sin duda, todos los ingredientes de la cerveza influyen en su color, y entre todo ellos destacan el tipo o tipos de maltas empleados. En principio, toda cerveza parte del grano, por lo que obtendríamos tonos similares, pero en el proceso de malteado del cereal, como consecuencia de un conjunto de reacciones químicas, se generan melanoidinas coloreadas que son las que dotarán a la cerveza de un tono que puede ir desde el amarillo pálido al negro.

En ese mismo proceso de formación de las melanoidinas durante el malteado, también se generan unos compuestos muy aromáticos denominados pirazinas. De este modo, color y olor van de la mano, haciendo que podamos intuir el sabor de una cerveza por su aroma y su aspecto; las melanoidinas, además, también determinan la formación y la retención de la espuma.

Ese conjunto de procesos químicos es lo que se conoce como las reacciones de Maillard, que se obtienen cuando se mezclan los aminoácidos con los azúcares, algo que se produce con la introducción de calor. Ahí entra en juego el segundo proceso determinante en el color, olor y sabor de la cerveza, el de la caramelización, que sucede cuando se calienta el azúcar hasta que se deshace. Pero los granos no contienen azúcar de forma natural, por lo que es necesario obtenerlo a partir de su almidón en el proceso de malteado. Por ello, la malta elegida y sus proporciones en la receta de la cerveza es el gran determinante del color de la cerveza.

Ahora que ya sabes de qué depende el color de la cerveza, en Ambar tenemos de todo tipo para ti. Desde la clásica Ambar Especial con el color ámbar que nos da nombre a la nueva Ambar Morena, con un tono más tostadito. ¿Te animas a comprar cervezas Ambar y hacer una cata a ciegas basándote en su color?